En 1940 Percy Spencer, investigando sobre el Magnetrón para un radar, observo que una barra de chocolate expuesta sin intención a la radiación del magnetrón se derritió.
Investigando se determinó que cuando un material contiene agua, y es expuesto a las microondas, las moléculas del agua reaccionan girando sobre sí mismas para alinear su propio dipolo en la dirección de oscilación del campo eléctrico del microondas. La rápida vibración genera calor en el material, convirtiendo la energía del microondas en energía térmica.
El coeficiente de absorción del agua muestra un espectro de microondas que depende de la temperatura del agua y de la concentración de sales y azucares presentes. Si el coeficiente es alto, el agua absorbe mucha de la energía que pasa por ella y la convierte en calor. Eso significa que la mayoría de la energía se absorbe por una fina capa, y quedando poca energía para capas más profundas
En 1946 se patentó el microondas, y en 1970 se expandió por los hogares.
Un horno microonda de unos 700 vatios, requiere unos 4000 voltios que le proporciona un transformador de alta tensión.
La rejilla metálica que cubre el cristal del microondas impide que se escapen las ondas, siempre que las ranuras sean mucho más pequeñas que la longitud de onda de la onda electromagnética (Lambda a 2,5 GHz, 12 cm)
En la cámara se establece un patrón de onda estacionaria la cual provoca una distribución desigual. Esto se mitiga con un agitador metálico que dispersa la energía a distintas partes de la cavidad.
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